martes, 6 de abril de 2010

Ya mero nace...



Comprar vino, ver lista de invitados, invitaciones, bocadillos, vestido, zapatos, sillas, copas, un salón de manteles largos y opulencia, pero no para la boda de su servidora (aún estoy de solterona empedernida), ni para algún evento familiar. Al fin lo que tanto he planeado meticulosamente por meses: la presentación de mi revista (ovación de pie por favor jóvenes).

Después de meses de llorar, rogar, perseguir funcionarios, usar escote en estancías gúbernamentales, reír, ir a muchos eventos, tomar fotos, estar en miles de salas de espera, con secretarías amargadas limandose las uñas y engordando en sus sillas, muchos desvelos, uno que otro regaño por parte de mi hijo porque no suelto mi computadora y edición de dios sabe cuántos textos y boletines oficiales: habemus medium.

Cosas como estas realmente te enseñan a aprender tanto, no como la mierda que aprendes en la escuela, su domadora se lanza al ruedo con los medios, así que prepárense que ahí les voy, con todo y látigo, hambrienta de fieras y con tacones sensuales, acuerdense que puedo oler el miedo y tengo uno que otro truco bajo la manga y brillo en los labios para haber quien me dice que no.

Después del jueves, soy oficialmente dueña de algo ante la sociedad, sigo siendo dueña de nadie, y aún no me domina alguien, así que el rigor va ante los que se metan en mí camino, he tenido buenos maestros y sigo siendo alumna de la vida. Esperemos que todo salga bien, tengo fe en mí trabajo, y en que tanta joda va a tener un resultado, sino me rapare la cabeza y bailare con otros locos en los aeropuertos, en mí nueva faceta de Hare Krishna.

Here comes your mommy bitch...

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