sábado, 8 de septiembre de 2012

El más buscado...



Esta noche sentí la distancia y me dolió
mi corazón se me quedó en la garganta y ya no quiso bajar de ahí
 no me dejó ni tragar  mi propia saliva
ese dulce néctar que puede sacar las palabras más azucaradas o envueltas en llamas.

Parece que te escondiste junto con mi sueño mi querido lisonjero, con esos planes malhechos que realicé en mi mente y como polvo, al primer soplido se fueron como la arena para perderse en un mar de ideas.

La tristeza de un olvido no se compara con mil oraciones en singular. Tú, Tú Tú, solo tú, nadie más, creo que a los dos nos encanta hablar de ti y ambos te queremos en nuestro futuro, pero con un pasado tan jodido y un presente lleno de nubes que no dejan entrar más que uno que otro rayo de sol, morimos como un romance que no se sembró bien, pero del cual se espera una cosecha.

Me tocó también un baño de realidad, un abrir los ojos. Ahora no estuve sostenida de tus brazos que me detienen en la cama de esas tantas habitaciones de moteles de paso en donde nos juramos amor eterno. No había nadie más que yo. Fue frío y no fue placentero, pero se necesitaba.

Uno algunas veces necesita ver la escena de la película a lo lejos, porque muchas veces algunos cuantos centímetros deciden no solo victorias en las competencias, en esa foto de la llegada a la meta, sino que son una oda al destino del que hablada Dalí, o el que describe el libro que se encuentra en mi mesa, el que dije desde hace más de un año dije que iba a terminar pero no me he atrevido ni a abrir.

Ya no sé cuándo la distancia se dejó de medir en suspiros, se dejaron de contar los días con besos que se mandaban en la voz cursi de un teléfono enamorado que solo quiere oír tu voz.

blah...

domingo, 2 de septiembre de 2012

¿Cómo no te voy a querer?


Te voy a quemar todos esos malos recuerdos con una ráfaga de besos que te enchine hasta el alma, que tu pasado y él mio, desaparezca con el sol y quede solo en la memoria de la tierra, obscura, inmaculada, profunda y sin eco.

He decidido que ya es hora contarte mis secretos, esos que solo la almohada guarda celosamente mientras arrulla mi cabello y me cuenta de lugares lejanos con caballeros que inventan más de mil poemas para acostarse con princesas y robarse sus sueños.

Aunque a veces parece que no eres mío, te congelas en el tiempo y los amaneceres siguen su camino, te confesaré que no me gusta. Quiero abrazarte mientras le canto al tiempo en su oído, para que tu nombre sea lo último que vea cada anochecer y lo que me despierte en las mañanas.

Torpe y sin decir palabras me molestas tanto, algunas veces matas mis esperanzas sin dejar siquiera que agonicen, llegas muchas veces tarde a tantos lados pero ahora estas aquí, a mi lado, en el momento indicado para comenzar un “nosotros", ya que nadie te va a querer más que yo, porque al final de la noche, cuando el cielo se apaga tus ojos brillan al verme, me hacen saber que estas ahí, aprender a aceptar que no me perteneces y que eres tan de mí como la primera vez que me besaste.

Aun no entiendo como puedes estar tan lejos y poder verte en todas partes, ha de ser una alucinación amorosa, un veneno de cupido para burlarse de los hombres. Habrá entonces que aprender que las mejores personas siempre aparecen cuando uno no los busca y que las mejores palabras se dicen cuando dos personas callan.