lunes, 9 de septiembre de 2013

Doña puta




-Cuando te vuelvas te voy a recibir con mucho gusto.
-Cuando vuelva, espero que ya estés con un buen hombre, no porque lo necesites sino porque te lo mereces.

Segundo día de lluvia en un lugar que tenía cerca de 4 años en sequía, ahora mi corazón como las calles, encharcadas, con una que otra trampa, pero floreciendo.

Para una mujer del desierto, una dromedaria, son tan comúnes los espejismos que ya debería de esta acostumbrada a las promesas rotas. Continúo respirando y me asombro de seguir viva.

Hoy tuve que manejar tantas cosas y apenas sé cómo manejar mi vida, al menos lo intento. Es difícil tratar de estar sola, cuando tienes tanto amor y gente que esta ahí para cuidar tu espalda, tu hombro, tus pies y cualquier órgano que necesite supervisión de un adulto.

A veces es raro extrañar la dulce lujuria caprichosa de sus labios, pero prefiero volver a ser esa Dulcinea de cantinas que sigue cantando las mismas canciones, que comete los mismos errores y pidiendo ese trago con poco hielo. Lo peor es que los disfruto tanto, perdí el remordimiento hace ya varios años, en la segunda boleta de calificaciones de la secundaria, diría yo.

Qué difícil puede ser dejar la comodidad de unos brazos, pero es peor que permanecer con alguien que no sabe que hacer contigo cuando cierras los ojos y escuchas el latir de su pecho, esas personas no valen la pena, ellas no saben hacer finales felices.

Solo supe que me dijo puta y ya no quise saber cualquier otra cosa, y ni siquiera por él. Es tan cobarde e infantil que lo supe de alguien más, pero la verdad ni siquiera me molestó, yo acuñé esa palabra, si la buscan en la página de la Real Academia Española, hasta mi foto sale. 

Aún así, prefiero que diga que mis piernas se abren más fácil que las puertas de un supermercado, que a ser como él y sus patéticos intentos de conocer mujeres por internet, mientras finge que tiene 10 años menos, ya ni sé si lo hace, tengo tiempo sin leer nada que lo relacione porque me tiene sin cuidado su vida. 

La verdad, cuando me di cuenta sentí mucha compasión, ya no era melancolía, ni dolor, fue como cuando una estatua se baja sola del pedestal que se le construyó, ahí supe que el Olimpo no fue hecho para él, porque su paraíso eran mis piernas y ya no las merecía. 

Darte cuenta de que una persona puede pensar que no vales nada para hacerle algo así y dudar de ti ante la primera frase, escondiendo sus errores aferrándose a palabras de terceros, entonces automáticamente pasa a ser hombre más en tu vida.

Pese a todo, espero no volver a saber de él, que sepa de mí me tiene sin cuidado, lo perdono y me perdono a mí, por no haber detenido luego del primer beso y del primer viaje, pero sobre todo, por no haberme despedido cuando supe que debí hacerlo, hay cosas que no están destinadas a ser, y como una vez lo leí: aunque el amor nos une nos separa la vida.

Bien lo escribió alguna vez Juan Rulfo "Era como tú, se aferraba a los ruidos y a las calles llenas de gente y no quería conocer otro mundo". Me siento lista para viajar. Prometo no volver a escribir de ti, esto lo hice para cerrar un ciclo de la única forma en la que sé, con letras. Es tan difícil aprender a cerrar círculos cuando en la escuela sólo te enseñan a dibujar cuadrados. Adiós.

Quiero a alguien que me robe el aliento, no mi sueño.

lunes, 18 de febrero de 2013

Lo que no fue, no será



Fumé hasta que me dolió la garganta (la muerte de una cajetilla entera lo avala), lloré hasta que me ardieron los ojos. Sospecho que esa adicción al sufrimiento fue la que me atrajo a ti, tanto dolor no es gratis. Pagué un precio caro, pero con medias y un vestido bonito pa’ que me recuerde como la reina norteña que soy, a ver quién sabe hacer lo mismo en el catre, soy malabarista nata.

Decidí que no me voy a morir de desamor, ni de soledad, ni del hecho de que mis fuerzas de voluntad hayan sido vencidas por unos besos. Un ramillete de buenas intenciones se fue al diablo por un puñado de mentiras.

Pudo haber habido varias mujeres, muchas fotos y una bendita conexión a internet, pero no pudo tenerme a su lado. Creo que soy intolerante no solo a comer mango, sino a los amores imposibles, pero con un serio y aún no analizado fetiche a que me tomara por la cintura y a quererlo en mi vida, olvidando que lo forzado no se queda.

Yo no sé nada de las relaciones sexoafectivas, ni de los hombres, ni de las mujeres, honestamente no me siento conocedora de nada en estos momentos, pero si algo tengo claro en mi diminuta existencia, es que cuando quieres a alguien, cruzas mares, desiertos, peleas con villanos, dragones, monstruos y toda esa dramatización cursi que enseñaron los cuentos infantiles, en lugar de esconderte como un niño castigado. Suena trillado pero es feo la facilidad con la que olvidamos promesas, el cómo dejamos pasar lo verdadero por espejismos.

Como buena anti heroína que soy, sigo en el descubrimiento eterno de mis némesis, aprendiendo de mis debilidades, pero en especial supe lo que es tener un corazón roto y secuestrado. Fui el más claro ejemplo de un síndrome de Estocolmo a su máxima potencia. Me dejó un huequito, sospecho que era donde estaba el grillete que tanto adoraba.

Una mujer como yo, tan católica, apostólica y devota (que hasta para hacer sexo oral se pone de rodillas) va a estar bien. Siempre lo estoy.

FIN

domingo, 10 de febrero de 2013

La cuenta del 2012 y otros cuentos



Otro año más huyó de mis brazos y honestamente no siento que me haya dejado mucho. Comencé el 2013 luciendo como una reina muy ebria vestida de leopardo y llorando, pero lo bonito es que conté con un hombro para llenar de mocos y hasta una pestaña postiza de trofeo se llevó de la "mágica" velada, donde los "ahorita voy" nunca llegaron.

He callado mucho, pero creo que es una redundancia, una situación cíclica que no parece tener principio, en la cual aparentemente no hay fin. Parece ser una renuncia y un duelo, un comienzo que se demora.

De todas las personas de las que me pude enamorar, lo tuve que hacer de un discapacitado emocional, la mujer que vomita sus palabras sin ton ni son, peor combinación no puede haber y aún así no nos dejamos. La necia conoció al obstinado y viceversa. Pero como lo quiero.

Pero como para un corazón de mazapán como el mío bastan unas mordiditas para romperle un cachito, seguimos el año con viejos problemas, como una amante de cuarta, pero ahora con varias faldas, escotes, pero desgraciadamente no las mías. No sé qué pasa con los hombres, no pueden ver un par de piernas porque ya las quieren en sus hombros.

No saben lo que quieren, pero no les importa lo que nosotras queremos. Lo que pasa es que ellos se enamoran de lo que ven, mientras que nosotras de lo que escuchamos. Por mienten mienten y nosotras usamos maquillaje.

Dicen que lo bueno tarda en llegar, pero siento que a veces me quitan tan fácil la nubecita en la que me gusta dormir en ratos, me hacen falta cariñitos. Sigo esperando que el hielo se derrita, pero es difícil con tanta indiferencia, el peor y más lento veneno del amor.

A veces me siento como la mujer maravilla, pero hoy soy la mujer invisible. Triste y enferma, 3 inyecciones, mucha tos, muchos kleenex y un moretón en una pompi. 

Solo hazme feliz, yo me encargo del resto...