domingo, 28 de febrero de 2010

El principe sapo

Uno como buena dominadora, se la pasa de perra hablando mal de los asquerosos hombres, de lo malditos que son, de como deberían comerse sus bolas con limón pa' que les arda, pero algunas veces, solo algunas veces, una se topa con hombres buenos, un príncipe sapo, que no deja de ser un anfibio más, pero este de perdida tiene modales y sabe tratarte bien.

Uno vive resignada a domar fieras, con colmillotes y peludos, de esos que nomás están esperando a que uno deje abierta la jaula, para poder hacer de las suyas. Una a veces no sabe como comportarse cuando nos tratan bien, siendo que deberiamos de estar acostumbradas, es lo menos que nos merecemos y lo vemos como si fuera mucho, por eso muchas veces nos vamos con el primer pendejo que nos hable bonito.

Mi preciosa chinita latina y yo nos pusimos a hacer una lista de lo que queremos en uno de estos raros especimenes, aquí les va el resultado:

*Que sea respetuoso, pero que sepa cuando quieras que te agarre una chichi.
*Que te admire, pero tampoco te haga santa, las vírgenes no existen más que en las iglesias y son de madera o cerámica, porque no las hay de piel.

*Para ellos, vas a ser la vieja más buenota y la que mejores "jales" se avienta (si es mentira, nos vale madre, a las mujeres nos gusta que nos digan lo que queremos oír, aunque sea mentira).

Sea como sea, me gusta creer que siempre hay un roto para un descocido, así que no se les vaya la vida tratando de entendernos, no somos tan complicadas como parecemos (bueno a veces sí) pero la cosa es simple, queremos amor, queremos sexo, ser dueñas de nuestra propia vida y que nos digan lo ricotas que nos vemos con esa blusa escotada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario