
En la barra del bar, entre risas y cervezas, finjo que nunca te conocí, que nunca supe tú nombre, que nunca fuiste mío, como si yo nunca hubiera sido tuya. Fui de la nada, fuiste de nadie. Me pierdo entre la multitud, nadie sabe lo que pienso, ni sé que más piensa la gente, se evaden las miradas y se desconocen los sentimientos en estas sillas de cantina.
Eso es todo. Terminó, cada quien seguirá su vida, como si nunca nos hubiéramos conocido, como si siempre fuéramos amantes. Tus olores en mi cuerpo desaparecen, se van con la lluvia de la noche, con la lluvia de mis ojos, con los besos de otra boca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario