domingo, 20 de junio de 2010

Ay mamá, ¿que será lo que quiere el negro?


Eso de andar en días de abstinencia me está volviendo loca y haciendo que mis chacras se desacomoden, ahora zigzaguean y hacen figuras satánicas anunciando la venida del anticristo (pero no mi venida...coño!). Soy un ser amoroso, ha de ser la sangre latina, y el estar sin nada de nada está cabrón.

Dije que iba a ser buena, me he comportado como una dama con piernas cruzadas, pero eso de que me lleven a ver nalgas a los teibols y a ver hombres semidesnudos a tus pies en fiestas no ayuda mucho, malditos hombres fáciles y disponibles, de esos de “úsame y tírame” ó “tírame y úsame” (el orden de los factores no altera el producto”, como me gustan esos hombres que no hacen preguntas, son cómodos porque uno no se compromete ni a decir gracias, a lo mejor un “hasta luego” y se me hace mucho.

A final de cuentas, regrese a casa relativamente temprano, sobria y sin hombre. ¿Por qué? Eso ni yo lo sé, no tengo una idea de que estoy esperando o de que voy a recibir, ese punto no ha sido aclarado y me da flojera el hacerlo, pero por otro lado, bien lo dice el dicho: “cuentas claras, cogidas largas”, ya que uno tiene que saber a qué le tira, porque nada se hace sin recibir nada, ya ni se…

Comencé a salir con un hombre, que no es el tipo de patanes con los que generalmente salgo, con aventuras llenas de todos los pecados capitales desarrollados en una sola noche o en unas horas, dependiendo de con cuanto tiempo disponga, y como que ya se requiere que me falten al respeto. La verdad aún no logro comprender mucho de su modus operandi, según yo no le veo mucho cortejo a esto porque siento que sola estoy haciendo esa parte (mitosis), pero según él es reciproco, ha de ser la diferencia de la perspectiva, eso lo veremos luego.

[Te veo lento]

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