viernes, 1 de octubre de 2010

No pidas perdón

como odio toparme a ex amantes, ex amores y antiguos quereres, generalmente es un momento bastante incomodo. A menos que pasen a recordar viejos y sexuales tiempos, ahí se pueden tolerar un poquito más.

Lo peor es cuando te topas a un ex o te das cuenta que les va mejor sin ti. Los quieres miserables, malos, calvos y gordos, sentimentalmente inestables y sin erecciones. Una versión masculina de tu araclosa existencia, pero en feo.

Por desgracia, parece ser que después de pasar por las garras de mis brujitas y de su servidora, los cabrones nos roban energía o no sé qué, pero se vuelven más exitosos y felices, tal vez los hacíamos la vida miserable, pero de que no nos olvidan, eso ni dudarlo.

Hace pocos días acabo de aceptar un rechazo, nada que ver con el amor, pero no me gusta el "NO", en ninguno de sus derivados. A menos que sea a mi favor claro está. Creo que soy demasiado caprichosa, la verdad no me importa pero lo que cuenta es que siempre me gusta salirme con la mía. No soy buena cuando pierdo y soy peor cuando gano.

Tristemente sigo siendo una aversión que cree que el fin justifica los medios, sin importar cuales sean, el llegar a lo que uno anhela lo compensa todo. El mundo está hecho un asco y sus hembras son malas, eso es por la maldad que me toca en el mundo, por poder decir lo que me plazca y seguir haciendo lo que quiero, así me llevo con la vida. Hasta que la muerte nos separe...

Por cierto, como me caga cuando me gusta alguien, me saca de mi eje, hace que mi cerebro vuele a otros lados inexistentes y para acabarla de joder dejo de pensar en alguien que no sea yo. Lo bueno es que tengo corazón de pollo, les apuesto a que en un mes estaré como si nada, estoy condenada a la soledad, castigo de mi enorme y soberbio ser. Mierda contigo, me gustas.

¿Me seguirías por tierra y por mar?

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