viernes, 29 de octubre de 2010

mal

Hace rato que no escribía, tuve una corta etapa en la que creí que no tenía nada que escribir, te extrañe y no me gusta descuidarte tanto. Me siento mal, y no es de esas veces que se me quita con alcohol y una salida. Ni es ningún hombre, sin embargo me duele mi corazón, mis huesos y hasta el alma.

Si estoy así, tampoco es de a gratis, siento la boca amarga (no amargada) y una impotencia horrible, como cuando eres espectador de lo que pasa, estoy congelada en el tiempo y no puedo moverme.

Lo que me tiene así, es mi Chihuahua herida, tanta muerte. Mi ciudad dejó de oler a manzana para oler a dolor. Casquillos por todos lados, militares, federales, balaceras, ambulancias, fotos grotescas en todos lados. Y para seguir con la lista, viendo a las autoridades siendo injustas, siendo unos verdaderos hijos de puta.

No me gusta ver notas malas ni chismes de mi Chihuahua, sé que son ciertos, pero me enerva tanto, como si hablaran mal de mi madre, de quien me vio crecer, equivocarme. En realidad es buena conmigo, siempre que me voy, por más lejos que sea, soy bien recibida.

¿Cómo fue que llegamos a esto? ¿A qué hora paso todo esto? La violencia llego de repente, como un tren que no podemos detener, que solo vemos intimidados por su fierro, por su fuerza tosca que solo se detiene cuando lo considera necesario.

De repente quedamos todos en silencio, nos roban, nos matan, nos hacen tantas cosas y seguimos de rodillas, aguantando golpes, volvieron los caciques y aquí tienen a sus indios.

Un día, le pierdes el respeto a esos soldados que saludabas de pequeño en los desfiles, y desconfías de la policía que creías que era buena y te protegía de los malos.

En serio que no tengo palabras para describir lo que siento. Todo mundo parece saber tanto del narcotráfico, todos tienen las respuestas, pues les voy a decir que yo no sé nada, ni porque lo hacen ni quiénes son ¿Cómo se lucha contra algo que no puedes ver? ¿Cómo motivas a los demás?

Creo que dormiré temprano, no quiero pensar en nada, solo pienso en tener un arma, me preocupo por mi hijo, salgo a la calle esperando lo peor, esquivando a la gente, ya no hay tranquilidad, no hay nada, hemos perdido nuestros derechos, les dimos nuestra fe a las autoridades y ellos se cagaron en ella, se han burla’o de nosotros.

De seguro la esperanza, agonizante murió baleada por sicarios en algún hospital del centro de la ciudad, porque ya no la he visto viva. Los malos siguen libres, nomas los agarran un ratito, para calmarnos, mientras nosotros nos encerramos voluntariamente en nuestras casas. No quiero paz, quiero justicia...

Ya me voy ya me despido, no se les vaya a olvidar
Pa' gente buena Chihuahua que es valiente, noble y leál.

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