lunes, 4 de octubre de 2010

Me niego mucho, muchote


No me gusta como la gente te etiqueta algunas veces, por el hecho de ser una mujer tienes que tener cierto estereotipo, no puedes ser alguien fuerte, porque eres una machorra, ni puedes ser una mujer inteligente porque los hombres se asustan de ti, si te gusta el sexo eres una ramera y si no te gusta eres una mujer rara.

No me gusta fingir que soy una princesa en apuros esperando a un príncipe, porque no lo hago, no sé porque en los cuentos de hadas las mujeres inteligentes y con poder, son una brujas, pues entonces eso soy yo, una bruja hija de la chingada, que no le tiene que dar explicaciones a nadie, que no se duerme esperando un beso y que no se pone a limpiar y a barrerle a un cabrón, esperando que desenvaine su espada para defenderla de los males de la vida.

Me cansa esperar, yo sé que como lo he dicho otras mil veces, la paciencia no es lo mío. Culpo al internet, a las malas compañías y al sexo de una noche, así como los endulzantes sintéticos y todo lo que me acelere, como tú por ejemplo. Haces que la velocidad de mis días sea una media dependiendo del contacto que tengamos en el transcurso de las horas. En palabras coloquiales: Te putas extraño y me caga para ser honesta.

Pero en fin, hoy estaba con un amigo haciendo una lista de nuestros pros y mis contras. Entre mis pros era el hecho de que tenía una buena ortografía. Como si eso les importara a los hombres jajaja Dios! Yo sé que no soy de las favoritas para el premio a la bondad humana, pero ¡No me jodas! parece ser que tengo que ser una señorita de guantes y pañuelo, para que algún hombre lo levante. Que flojera me da que pidas que sea una dama porque que yo sepa, tú no eres un caballero.


En fin, ya me dio hambre y quiero ver la tv. Adiós y cuídate.

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