martes, 12 de octubre de 2010

gatos, gatas y derivados


Aún no sé porque les gustan las mujeres que no han ni terminado la telesecundaria, que escuchan música triste y se la pasan "extrañando" y pisteando mientras escuchan a Jenny Rivera, en serio que no lo entiendo.

Mi gatito de alfombra preferido está muy decaído, ya no quiere rasgar muebles ni perseguir ratoncitos, anda maullando por un gato malévolo y buscándolo tras su ventana, a ver si el viento se lo devuelve, aunque sea para jugar un ratito.

Aún no puedo acertar el cómo funcionan los hombres exactamente, menos el amor. No comprendo cómo se puede querer a una persona y estar con alguien más, simplemente haciéndole al pendejo y rompiendo un corazón que vale más que 4 prostitutas coreanas y querendonas, mientras andan solamente queriendo llenar huequitos por llenar. Mientras sea hoyo hasta de pollo de seguro, como bien dicen en mi rancho albañiles, estudiantes y derivados.

Yo la verdad aún no entiendo muchos sentimientos, pero si sé esto: el amor y la amistad no son a medias, lo que se da se tiene que recibir; tampoco se puede dar en exceso porque hasta las mejores recetas tienen su medida para que sepa rico y no termine haciéndote sentir mal.

Pero como el mundo es injusto, los hombres ingratos y nosotras un arcoíris de sabores y sentimientos llenos de colores chillantes, unas exóticas florecitas de cempaxúchitl, pues nos jodemos solitas, gemimos con nuestras contemporáneas (no de un modo sexy, bueno poquito) por lo que no podemos tener, por lo que ya es de otra.

Viendo cómo funcionan mis felinos, veo que la mayoría de las féminas hacen lo mismo: dan lo que quieren recibir en lugar de esperar a ver que es lo que reciben, lo digo muy honestamente porque yo misma caí en ese juego muchas veces, pero después descubrí que si alguien me va a querer, le tiene que costar. Tenemos que ser su presa, que jueguen nuestro juego pensando que jugamos el suyo, dejarlos ser hombres y que sepan que tienen una hembra con los pantalones y las bragas muy puestas (listas también para arrancarse con los dientes y con lo que sea obvio esta).

Bien lo decía el misógino del Señor Fierro que de repente me cae en los huevos: "Ustedes mismas han hecho a los hombres flojos, lo quieren todo muy fácil porque según así ya van a tener su liberación, pero ¿De qué se han liberado? tienen los mismos problemas o más que antes porque los hombres lo quieren todo de ustedes sin batallar". Odio admitir que tiene razón de cierto modo, uno ya anda tratando como novio a un individuo que no lo es, y bombardeándolo con mensajes y con afecto que aún no se gana.

Lo bueno cuesta, pero vale la pena, ¿No cree?


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