Uno, como ser humano normal, crece, estudia, come, se baña, tiene una vida bella y feliz, hasta que decides arruinarla con una relación seria.
Parece que estamos acostumbrados al amor rudo, en donde tiene que haber lágrimas, peleas, celos, pleitos, parece que las relaciones saludables salen solo en la tv, o en las malditas caricaturas de Disney.
A las mujeres nos enseñaron a ser unas princesas, unas reinas que merecen justas de los caballeros, crecemos con historias que relatan a la doncella en peligro que espera a su héroe. Pero después descubrimos que esos príncipes son tan reales como los unicornios, ó como una propuesta económica que cubra el gran boquete del 2010.
El amor no es más que una guerra de poder, de ver quien sacrifica más, quién da más, quien puede menos, somos seres competitivos; es como una enfermedad de la cual somos contagiados una que otra vez, deberíamos de hallar la cura para esto.
Una vez un amigo mío me dijo: como me gustaría que hubiera una pastilla para curar los corazones rotos. A lo cual me reí y me pareció una buena idea, me comenzó a explicar el funcionamiento de la pastilla: te la tomas, y se te olvida que tuviste algo que ver con “esa” persona, casi como la píldora del día siguiente.
En teoría, el concepto aliviaría muchos corazoncitos, cicatrices y evitaría muchos recuerdos, pero por otro lado, el olvidar así, el querer deshumanizarnos, el no querer sentir dolor, es una utopía aburrida, haría a la vida inodora, insabora e incolora.
El amor, es uno de esos males necesarios que hacen la vida más agradable, de una forma masoquistamente deliciosa.
Parece que estamos acostumbrados al amor rudo, en donde tiene que haber lágrimas, peleas, celos, pleitos, parece que las relaciones saludables salen solo en la tv, o en las malditas caricaturas de Disney.
A las mujeres nos enseñaron a ser unas princesas, unas reinas que merecen justas de los caballeros, crecemos con historias que relatan a la doncella en peligro que espera a su héroe. Pero después descubrimos que esos príncipes son tan reales como los unicornios, ó como una propuesta económica que cubra el gran boquete del 2010.
El amor no es más que una guerra de poder, de ver quien sacrifica más, quién da más, quien puede menos, somos seres competitivos; es como una enfermedad de la cual somos contagiados una que otra vez, deberíamos de hallar la cura para esto.
Una vez un amigo mío me dijo: como me gustaría que hubiera una pastilla para curar los corazones rotos. A lo cual me reí y me pareció una buena idea, me comenzó a explicar el funcionamiento de la pastilla: te la tomas, y se te olvida que tuviste algo que ver con “esa” persona, casi como la píldora del día siguiente.
En teoría, el concepto aliviaría muchos corazoncitos, cicatrices y evitaría muchos recuerdos, pero por otro lado, el olvidar así, el querer deshumanizarnos, el no querer sentir dolor, es una utopía aburrida, haría a la vida inodora, insabora e incolora.
El amor, es uno de esos males necesarios que hacen la vida más agradable, de una forma masoquistamente deliciosa.
jajajajja
ResponderEliminarhagamos una campaña de Vive Sin amor!
oh por dios!!! ya puedes comentar!! es un milagro guadalupano!!!!
ResponderEliminarsi deberiamos, pero , qué no estás felizmente caZado? (sí, con Z) O.o
jajaja como si los que hicieran el vive sin drogas no se drogaan
ResponderEliminarjajajaja esa fue una muy buena campaña, desde esa mercadotecnía, ya no me meto mis metros de coca en forma de espiral
ResponderEliminarDEFINITIVAMENTE SOY DE LAS K PIENSA K TIENE K EXISTIR UNA RELACION SANA, SIN CELOS, PELEAS DESENFRENADAS NI LUCHA DE EGOS, VOLUNTAD, PODER O ANEXOS.... UPSSS CREO K X ESO ESTOY COMO ESTOY HAHAH. PARTE DE VIVIR....
ResponderEliminarPL
sería algo parecido al soma de Huxley, y ya vimos que eso no termina tan chido
ResponderEliminarpamela no había visto tu comentario así andamos todos mi reina, un beso
ResponderEliminarla droga ideal..
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