El masoquismo de ser madre

Uno de los bellos regalos que le da dios a la mujer es el de la maternidad; ese bello sentimiento que se comparte entre dos seres afines al amor; el cual dará por resultado a una personita que se alimentará de ti, de tus entrañas, de tu ser, dejas de ser un individuo para fusionarte con otro corazoncito, al cual vez crecer y sabes que volará del nido, confiando en que lo que le enseñaste fue lo suficiente para que sus alitas no se rompan con el viento...

Por lo menos eso es lo que creen las mujeres ilusas, solteras sin estrías ni hijos y como el 99% de los hombres (el 1% aún no se encuentra, pero se ha comprobado científicamente), ser madre es algo bello, pero muy complicado, te das cuenta de eso al ver manchas de chocolate por toda tu linda casa; algún berrinche que sobrepasa los niveles auditivos en un supermercado o los comentarios infantiles y sin volumen de interiores hacia gente que no se conoce del todo bien como: “¿quién es ese señor pelón?” o los clásicos que destapan las intimidades del reservado seno familiar como el de: “a mi mama le gusta hacer comida en calzones”.

A medida que uno va creciendo, se da cuenta de que ser mama es algo más que darle Gerber al bebé, algunas veces creo que se considera bastante aterrorizante el hecho de tener la responsabilidad de la vida de las personas, es como ser piloto, tu vuelas el avión, pero la diferencia es que no te dan entrenamiento certificado con instrucciones de vuelo materno, azafatas que repartan cacahuatitos para calmar a las bestias ansiosas, ni cuentas con chalecos salvavidas en caso de emergencia.

Así que uno debería de contar con una guía para la maternidad, yo con gusto contribuiría con él; sugiriendo lo que una madre necesita traer siempre en una bolsa:

Toallitas para bebe.- insectos, tornillos, nieve, hormigas, alimentos, cualquier fluido corporal que pueda salir de ese pequeño ser (líquidos que uno incluso desconoce hasta el punto de ebullición en el que se comprueba su existencia) cualquier objeto, persona o animal que esté al alcance de esas curiosas y regordetas manitas será una tentación para tocar, dichas manos parece que siempre tienen pintorescas manchas irreconocibles al ojo humano; habrá que recordar que para los niños, el mundo es su juguetería; así que a limpiar se ha dicho.

Correítas para niño.- No de una forma sadista o que no apruebe la UNICEF, sino que las personas menores a 1 metro suelen ser bastante escurridizas en lugares públicos; en la bella época de infancia, mi santa madre me ponía unos cascabeles en los tenis, para que yo brincara libre cual gacela en la sabana, y ella solo se guiaría por el sonido para hallar a su cría, muy instintivo el remedio, pero funcional, hoy en día las correítas infantiles vienen casi con localizador satelital.

Juguetes.- Tristemente, la mercadotecnia se ha vuelto un truco tan bien utilizado por las
empresas que nos hacen que necesitemos lo que ni siquiera vamos a usar, parece ser que hoy en día nada le dice más a un niño un “te quiero” una bella Barbie con casita en la playa, carro convertible, ropita de todos colores y sabores que varían dependiendo del cambio de humor de la mona y cuanta vanalidad se le ocurra a la Mattel o unos carros de carrera con una mega pista giratoria de 2 metros con luces de neón que disparan rayos láser, desafían la gravedad y sus leyes; son un mal necesario, ya que mientras los juguetes entretienen al sujeto en cuestión, mama puede estar tranquila por lo menos 5 minutos, uno descubre muchas bellezas cuando es madre, el hecho de poder contar con algunos lapsos de tiempo sin gritos ni pequeños corriendo alrededor del hogar, parece ser uno de esos.

Colores.- Llenar tu vida y tu bolsa de colores, puede ser bastante benéfico, mientras uno no vea esos lindos colores en la pared, ropa o la boca de tu hijo (yo me comía los crayones, por eso lo menciono, pero solo los rosas porque era niña) estos son un “estate quieto” para tus cachorros.

Caramelos.- Estos pueden ser un arma de dos filos, sirven como una pequeña recompensa, fines motivacionales o algo que entretiene a los niños por algún tiempo, pero hay que considerar el incremento de azúcar en la sangre, lo cual puede dificultar el trato, los dulces deberían de traer sus contraindicaciones en letras grandes, como los cigarros o los fármacos, “advertencia, esta pequeña bomba de azúcar puede provocar: hiperactividad, insomnio, dificultad al negociar comportamiento en tiendas departamentales y estrés materno, se recomiendan pequeñas dosis acorde a la edad de la persona que lo ingiera no sea estúpido”.

En fin, estas son solo algunas sugerencias, cada quién educa a sus hijos como considera correcto, ser madre también tiene sus recompensas y satisfacciones, escuchar cómo te leen un cuento, o ver sus miradas cuando se sorprenden ante el maravilloso mundo que tienen enfrente de ellos, nos convertimos en adultos y nos olvidamos que como explorábamos de manera fantasiosa todo nuestro entorno, dejamos de divertirnos para trabajar y jugar un rato a la casita, tal vez los hijos también necesitan un manual; para aguantarnos a nosotras, las mamas.