Algunas veces en mis días de depresión materna, ira femenina, crisis de adulto joven, o cualquier otro estado de ánimo que me invente; de repente comparo al mundo con un circo, (toma eso Shakespeare, escupo en tu frase del teatro).
Uno a veces se siente en la cuerda floja, buscas de quien agarrarte cuando estás en el trapecio balanceándote o de plano hay veces en las que te manda a chingar a tu madre como al hombre bala, así de rápido y sin compasión.
En el mismo circo, hay muchos animales, unos que muerden otros que terminas domesticando, mucha gente viendo haber como los entretienes y uno que otro pasado de vergas que se quiere colar en todo, aparecer en todo, o no pagar su entrada.
No faltan los días en los que te sientes como el enano feo que tiene cara de pervertido y le ve las chichis a todas las pubertas que entran a la función o como la mujer con barba que todo mundo le hace el feo (El fin de semana pasado traía puesto mi repelente para hombres, tonta de mí que no lo deje en casa).
Este día es fue uno de esos que desde que amanece tu sexto sentido femenino te dice que será una mierda (eso y el hecho de que me tropecé con un zapato al segundo en el que me levante de mi amada cama).
Odio estar triste, prefiero estar enojada porque me hace una mujer mala, una perra despiadada, una amenaza a la sociedad moderna, pero estar triste lo aborrezco porque me hace vulnerable y me doy cuenta de mis propias limitaciones, lo bueno es tener tanta gente a tu alrededor que te ayudan a cruzar la cuerda, te ponen una maya protectora para que no te partas la madre tan feo, y te dan un vestidito muy lindo para verte como una diosa mientras caminas elegantemente ese pedazo de cuerda metálico, así lastime tus bellos pies, a caminar sin mirar para abajo, sin mirar para atrás.
Hoy comencé un día triste que mucha gente me ayudo a hacerlo bueno, solo les quería agradecer un poco a esas personas que siempre tengo en mi circo, haciendo que la función continué.
[Perritas, les ama mamá]
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