lunes, 15 de noviembre de 2010

la suerte de la sumisa, de la libre y de la puta


Estos días tortuosos de soledad voluntaria, me he vuelto una observadora de mis amigas, las mujeres que tengo cerca y una que otra ramera que me queda de paso. Me siento así como las personas que pierden un sentido y desarrollan los demás. Odio portarme tan bien y querer ser una hija de la chingada. Paciencia ¿Dónde andas?

Últimamente, como que me ha tocado ver de todo, desde mis bellos dados sexuales que no he estrenado y con los que desperté después de una buena farra, hasta ver a una mujer lanzándose (literalmente) los brazos de un hombre. No hay nada más degradante que una “violación masculina”, igual y el wei ese ni se quejó, pero al día siguiente mi sujeta en cuestión, me marcó hecha un mar de lagrimitas de libertinaje. Regla uno de la putes: no te metas lo que no te cabe, te hace sentir mal y lo andas recordando un buen rato, aunque te sientes de ladito no se olvida…

Hace pocos días fue mi graduación, me sentí más mujer que cuando me puse mi primer brassiere, ahí se presentó otra clase de féminas: las solidarias. Una mujer que te acompañe a algún lugar donde no le tengas que comprar una bebida, o donde no van a haber hombre guapos que conquistar, vale la pena como amiga.

Por otro lado, la sumisa, la buena vieja, esa siempre nos manda a los hombres a las malas, casi les ponen un moñito con todo y dedicatoria. Por ahí anda una que me manda uno muy bueno, es como un suéter bonito y que me queda muy bien, pero que sabes que nomas es por una temporada y que hay que devolver, ni modo, nunca se tiene nada, pero nunca te tienen a ti, ese es el juego que desde hace mucho decidí jugar.

A lo que respecta el área sexoafectiva, esa murió junto con mis esperanzas de titularme pronto. Escupo en la burocracia mexicana y en toda la bola de idiotas con los que me revolcaba, que me hicieron tomar de decisión de esta estúpida abstinencia medieval. Por las calles suena mi cinturón de castidad, y en mis labios se mira el veneno, buscando un cuellito en donde afilar mis dientitos. Lo malo es que no soy muy obediente que digamos y ya me anda faltando poco para buscar quien me dé...disciplina.

Esta noche según yo me iba a dormir temprano, pero me dio remordimiento a mi blog olvidado, y aparte de eso comenzó la película de “Secreto en la montaña”. ¿Quién puede dormir sabiendo que puedes ver a 2 vaqueros sexys follandose? Jinetéame papi…

Escribiría más, pero la película ya llego a lo bueno, esas son cosas que no se pueden ignorar y ya ni miró al teclado. Adiós.

Mañana será lunes, como odio ese día, es la hermana fea y gorda del domingo que te recuerda que eres un adulto con responsabilidades. Mañana trabajaré y más vale que haya café a donde vaya, o saltaré en ira hacia la primera persona que vea. Me acabo de poner unas uñas de acrílico y no tengo miedo de usarlas.

Las mentiras se ven aunque estén muy lejos y se digan en otro lado, no me ande queriendo hacer pendeja que me lo como y escupo sus huesos. No soy mala pero no me escarbe…

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