sábado, 7 de enero de 2012

Cansada de rescates

Su piel era una heroína de terciopelo
Que se metía a mis venas, a mis piernas y a mi falda,
todos los días jugaba y jugaba
solo eso y nada más.

Me siento sin mi droga, con un número que ya no puedo marcar, con una sombra que ya no puedo seguir.

Pero muchas veces, uno se cansa de ser la princesa en la torre, de esperar dormida en el castillo por el beso redentor, así que aprendes a luchar con dragones, los que están afuera y los que están adentro, a ser la bruja de los cuentos.

De repente ya no necesitas ser rescatada porque aprendes a lamerte las heridas. Esos ojos se fueron en un parpadeo y los quise mucho, pero me quiero más yo, ya aprendí a darme besitos y a dejar que otras lobas le aúllen conmigo a la luna y ser malas, gruñir, pero dejarnos dar besitos de vez en cuando.

Muchas veces, uno da lo que quiere recibir, con miedo a que si lo dejas de dar no tendrás nada, pero es parte del todo, de eso que llaman amor, adicción o una mezcla de ambas. Uno no puede querer por dos.

Me siento cansada, con la garganta enferma y con ganas de descansar, pero ya sin esperar a ningún príncipe, creo que ahora merezco un rey, pero en un muy lejano futuro, descansemos corazón, ya te toca.

2 comentarios: