Mis piernas son su casa de verano
donde descansa, duerme, aprende a besar,
Y de dónde huye en cuanto cierro mis ojos.
Mis brazos son sus cómplices
donde se esconde de la gente que le dice como portarse y como se vive.
Mi columna se desploma, algunas veces el alma pesa tanto y el respirar ahoga.
Robas mis suspiros, mis sueños y mi risa, me dejas sin nada, sin ti y sin mí...
Necesito rescatarme, antes de que me pierda de nuevo en tus labios.
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