La vida cambia en un abrir y cerrar de ojos, sin embargo parece que gente algunas veces estamos estáticos; sin un movimiento aparente y pensando: “Este atardecer ya lo había visto”.
Estos días han sido nuevos y repetitivos, de alguna forma acíclicos y siguiendo un patrón, yo solo alisto mis tijeras y recorto por la línea recomendada, pero como siempre término dibujando círculos que no se cierran y viejos amores que no se olvidan.
Si alguien pudiera decirme en que tienda departamental puedo devolver todas las responsabilidades adultas que me dieron se lo agradecería, guarde el recibo en la bolsa del pantalón y las etiquetas en caso de que me pregunten algo.
Últimamente ya no tengo a quien dedicarle mis versos ni mis letras, nuevamente me volví espectadora del amor en lugar de protagonista, duele pero es más triste tener a alguien que no te quiere a tu lado. Ya después uno solo aprende a aceptar las cosas, el amor no fue hecho para mí o de perdida no me explicaron como usarlo, solo recuerdo sabias palabras: el amor no se ruega ni se destruye, solo te transforma.
Irónicamente ahora me buscan los que di por muertos alguna vez, ex novios que varias coordenadas geográficas han vuelto a mí, hasta un cholo con el que andaba cuando tenia como 16 años, la verdad no me interesa nadie, apenas y me intereso yo por el momento.
Así que seguiré asistiendo a bodas que ya parecen epidemia, siendo testigo del amor ajeno, con fines de semana llenos de excesos y tacones muy altos que hacen ruido para anunciar cuando voy llegando, llego su mami perras y no voy a quitar el dedo del renglón.
DF